lunes, 24 de mayo de 2010

Una historia con mono, en prosa.

Son las cinco de la mañana, me he quedado sin tabaco, tampoco tengo papel, siempre urge más lo primero, ya que sin papel aún puedo fumar en pipa. Hasta las seis y media no abren los bares más madrugadores , estos para encima estos me pillan a un cacho largo, los bares del barrio no abren hasta las ocho, demasiado tiempo, necesito fumar, a estas horas lo que mejor me entra es un canuto, pero a falta de tabaco no puede ser, tampoco puedo fumar un triste pito y no queda en el cenicero ninguna colilla que valga la pena, me desespero, busco por los bolsillos de las chaquetas, nada, puta necesidad de necesitar humo.

Abro el mesenger, a ver si mi vecina (la amo) está conectada, no lo está, mierda, de haber estado tendría ya tabaco y papel puestos a pedir, muchas veces me soluciona estas faenas, idem si le pasa a ella, le echo un cable, mola la amistad intervecinal.

Me planteo salir a la calle a pedir un cigarro, seguro me cruzo a alguien conocido o a alguien que no conozco que alivie mi mono de fumar, no sería la primera vez, ni supongo que la última. Desecho esa idea, no hay ganas, ni fuerzas. Maldigo al mundo, caigo en el más profundo de los pesares, me abato, qué asco de vida.

Voy de camino a la cama, sabiendo que no dormiré, que estaré horas despierto, tengo problemas para conciliar el sueño, quizás debiera medicarme o algo por ello, pero huyo de los médicos, en esta ocasión será peor al no poder dar a mis pulmones su última dosis del día o de la noche o ya de la mañana, vete a saber, desordenada existencia. Me espera una eterna velada de planes maquiavélicos contra el mundo y el sistema, varias revoluciones y algún que otro delirio de grandeza, es factible que surja también algún verso desesperado, en fin, oscuras soledades.

Me niego, no quiero acostarme sin el placer del humo, me queda un as en la manga, un as que pocas veces toco, la vieja caja de puros, era del viejo, bueno la caja no, que la robé por ahí, los puros eran suyos, antes había medio centenar, ahora apenas queda una decena, en estos últimos cinco años he ido consumiéndolos, algunos para ocasiones especiales, otros para los días que me tocó ir de traje y los que menos para momentos de estricta necesidad como la de ahora.

De los pocos puros que aún esperan ser fumados, todos menos dos, son recuerdos de bodas y comuniones, veo los nombres de unos tíos y el de una prima inscritos en un par de ellos, esos los guardo y espero no tocarlos, son de los pocos resquicios que van quedando de una infancia feliz, los dos puros sobrantes sin nombre ni anfitrión son completamente distintos entre si, uno es pequeño y delgadito, el otro grueso y muy largo, me decido por el primero, el segundo llevaría horas…

Al disponerme ya a encender mis ansías y dejar la caja colocada de nuevo en su lugar, esta se balancea, lo del interior se mueve, mis ojos se logran fijar en el sello del puro que discriminé por ancho y largo, es un Habano, rápidamente me acuerdo de Fidel y, de Guevara, miro de nuevo al alargado, recuerdo que no tengo sueño en abundancia y que me espera un libro de Bertolt Brecth que compré hace poco (en el Corte Inglés agggg), cambio de idea, dejo al puro chico y me llevo a los labios el manjar cubano, salgo de la habitación, voy a la cocina, de camino me miro en los espejos con el puro en la boca, cojo cerillas y un palillo, lleno una botella de agua, vuelvo a mis aposentos, me apalanco en el sofá, rompo el palillo y lo meto en la parte de la boquilla, con las cerillas prendo al coloso, aspiro, con más fuerza, placer, llega a mi el sosiego, todo ha pasado… Acerco a mis manos el libro del camarada alemán y dejo la botella de agua a cerca.

Puede haber un diluvio de estrellas, me la suda, soy feliz, desconecto del mundo, hasta otra.

Aitor Cuervo Taboada.

3 comentarios:

  1. Empujar la realidad, para perderse,
    a veces, es un final tremendamente delicioso.

    Todo aparcado en tí, incluso el diluvio
    de estrellas; que lo disfrutes, Aitor.

    Un saludo!

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  2. es curioso, es lo que te queda de tu padre?

    me encanta lo que escribes, pero te refieres poco a tus padres, no tienes?, si es así lo siento en el alma.

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  3. De mi padre me queda todo o casi todo lo que soy, me quedan recuerdos, añoranzas y muchos pensamientos, sin embargo lo que más tengo presente de él es su silencio, han pasado muchos años... aún lo extraño, pero estos son temas que tampoco ahondaré mucho y menos por estos lares. Tengo padres, una madre maravillosa y un padre al que extrañar...

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